viernes, 14 de diciembre de 2012

Nuevedeldocededosmildoce.



El café solo con un poco de sacarina y pequeño, la manzanilla después de comer en los días que te empachabas a marisco y demás, las maldades que hacíamos juntos, las veces que discutíamos y me tirabas del pelo, las salidas a las compras y cuando me llevabas a tomar el zumo, cuando me llevabas al colegio y a veces venías en el recreo, la vez que discutiste con el director porque estábamos a la lluvia, cuando me venías a recoger a la salida,... Y hace dos años... Me esperabas cuando salía de trabajar para charlar, me ayudabas en cualquier cosa y ya debatíamos sobre temas, recordábamos cuando era pequeña y lo que las cosas habían cambiado... 
Abuelo, recuerdo cuando me hablaste de tu enfermedad y sabía que algún día iba a ser porque tenía que ser, pero... No me lo esperaba ya. Me has dejado tantos recuerdos... Que ahora son tan sólo eso. Me has dado tantos consejos... Que no dudes que seguiré.
No sabes lo que duele que ya no estés aquí y que muchas cosas no se puedan repetir. Pero nunca te voy a olvidar, jamás. Que tu corazón haya muerto no significa que haya dejado de latir aquí, y late con más fuerza que nunca. Tu ausencia no significa que ya no estés, porque presente aquí estarás siempre.

Te quise, te quiero y te querré siempre. 
Que descanses en paz.