viernes, 25 de noviembre de 2011

No puedo negarlo.

¡Demonios! Es que si no lo digo... Reventaré cual sapo.
Sí, amo cómo eres. Simplemente, te envidio por ser tan cruel. 
Pero... ¡Joder! Lo que haría tan solo porque estuvieras aquí... ¿Por qué cojones lo complicas todo, siempre? 
Pero, luego me digo que da igual. Que no, no quiero que vuelvas. Aunque en mi mente prevalezca esa idea... Sé que esa cosa llamada corazón guardará para siempre esas canciones, las mismas viejas canciones que hablan de ti... De mi... De nosotros...
Eh, pero no te engañes. Que yo... (venga que eres capaz) Yo... (joder, dilo aunque no lo sientas) Yo... Te quiero (mierda, gilipollas. otra vez no, tienes que poner un puto no delante de esas dos palabras) (inténtalo de nuevo) (joder, rápido) (no, definitivamente... sigues siendo la misma gilipollas)

1 comentario:

  1. Por mucho que queramos, lo que nos dicta el corazó no lo podemos cambiar.
    Me ha gustado ;)

    ResponderEliminar