Te he descubierto.

A ti y a tus secretos. Sí, ahora ya sé a qué has vuelto. Ya puedo ver de qué pie cojeas, sin que tú te des ni cuenta. Verás, todo esto lo sabrás en cuanto lleves el palo más grande de toda tu vida, ya que has vuelto para rematarme y descorazonarme; sin darte ni cuenta de que la desconfianza que en mí sembraste es la misma que me hace andar dos pasos por delante de ti. Que sí, ¡qué te he calado! Y esta vez no me apetece discutirlo para que vuelva a pasar lo mismo. Esta vez, jugaré mis fichas y te daré a probar de esta amarga medicina en tu propio juego. ¿Duelo de egos? Sinceramente, no sabes dónde te has venido a meter... ¡Pero tú lo has querido así! Así que... ¡Adelante, juguemos! A ver qué pasa cuando te enamores de mí... 

Y finalmente, lo dejo todo para volver...

Ahora él me hace caso, como nunca antes me había atendido... Ahora lo hace. ¿Y yo, qué es lo que hago? ¡Decirle la verdad, todita la verdad! Que ahora que volviste tú... ¡Yo vuelvo a sentir! Y que esto... Esto, no lo había sentido por él ni lo llegaré a sentir nunca; porque este sentimiento es algo que te pertenece a ti, solamente a ti. 

Cuanto más lo niegas, más lo sientes.

Esto, ¿esto qué es? ¿Qué es lo qué me pasa? 
Recuerdo que te ví y sin conocerte... Ya me había fijado en ti. Y luego, más tarde... Llegó el día en el que te conocí y... ¿Por qué? No me explico cómo es que te pareces tanto a mí. Juro que nunca había conocido a nadie así. ¿Será que algo en ti me había llamado la atención antes? Porque ya antes de conocerte... Te miraba así. ¿Y así cómo? ¡Me han dicho más de una vez que pongo cara de estúpida cada vez que nos cruzamos! Es que oye, mira... Esto es demasiado fuerte, ya que normalmente de una persona gustan sus buenas intenciones pero... De ti me atrajo tu mala ostia, tu carácter podrido de mierda, tu ironía, tu sarcasmo,... ¿Y sabes qué? Más... Más, me has atado más en cuanto chocamos y discutimos. 
¿Lo peor de todo? ¡Me encanta tu dificultad porque muy fácilmente te quiero!
¿Otra cosa que recuerde? Joder, que llevábamos medio año o por ahí sin dirigirnos ni una palabra y retorciéndonos la cara. Llegué a odiarte y después ya me eras indiferente. ¿Y qué, qué pasa ahora? Pues ahora... Ahora que estás aquí, de vuelta... Todo vuelve al principio y yo, yo... Ya no sé qué hacer. Porque ahora sí, más que nunca tengo claro que te quiero pero... Es que también tengo miedo... Y no sé, no conozco nada de esto, todo esto es nuevo para mí. Nunca, nunca en la vida me había sentido así... Y lo mejor de todo es que todas las respuestas a mis preguntas las tienes tú. 

¿Cuándo llegará el momento?

Tú dices que el amor se nos fue hace tiempo, parece que no notas lo que estamos sintiendo. Dime que esta vez viniste para quedarte... Y a quererme, también. 
Y es que dicen que lo bueno se hace esperar... ¡Pero es que yo te quiero ya! 

Se me fue de las manos...

¿Sabes cuándo lo supe? Cuando de siete días que tiene la semana, yo te quería ocho... Empecé a sospechar que tenía un problema. Pero, que haga dos semanas que no estés en mi cama y yo siga oliendo a ti... Ya no tiene precio. Y creo que no, que ya no hay vuelta atrás... Que mientras tú estás ahí, dale que te pego con las demás... Yo todavía te deseo más y más. Te quiero y me parece que esto es de verdad... Que se me fue de las manos, que ya no tengo remedio.

Magic.

Nos encontramos y nos buscamos loca y desesperadamente, como siempre. Como siempre, también disimulabas mal tu fija mirada puesta en mí. Finalmente, esa noche me sorprendiste cuando decidiste acercarte a mí directamente y, me impactaste cuando sin rodeos te lanzaste a preguntarme si te daba los dos besos... ¿Pero cómo no te los iba a dar? Puf... ¡Si tú supieras...! Joder... ¡Yo te quiero igual que antes! 

¿Qué es lo que vine a decirte?

No pienses mal de mí, que las palabras son difíciles de encontrar. Las palabras, los únicos cheques que dejé sin firmar desde los bancos del caos en mi mente. Y cuando su elocuencia se me escapa, la lógica me amarra y me viola. Y es que no sé, ahora ya no sé, no sé qué venía a decirte... Tal vez no quería decirte nada, o tal vez te lo quiera decir todo... Tal vez, simplemente... Te quiera. Aunque tú no lo hayas pensado esta vez, creo que yo podría repetirlo otra vez. ¿Y qué me dices? ¿Lo intentamos de nuevo? ¿Partimos de cero?

Me gustaba tu forma de ver la vida.

La perspectiva que tenías desde arriba...  La forma en la que caminabas y te mantenías con la cabeza bien erguida... Pero sinceramente, me gustas más desde tu caída. Tu orgullo se arrastra hasta más no poder, desde aquí es muy fácil de ver. Me pregunto cómo te sientes reptando con tu ego de la mano... Aquí estás, a la altura de la humanidad, justo en el punto en el que debieras haber estado cuando te he necesitado, cuando yo he estado ahí a tu lado. Pero bueno, más vale tarde que nunca aunque ahora... Llegas tarde y nunca me tendrás, ni a mí ni a los demás. Por lo visto estás solo, y ahora... Dime, ¿de qué te sirve todo tu orgullo y tu ego? Bueno, pues ahora ve a charlar con ellos. ¡Corre, ve y pídeles que te abracen! Pero no les pidas que te sujeten para no caer más bajo porque... Ya estáis en el séptimo subsuelo. Y permíteme decirte, que no encontrarás consuelo.

Jugaste como nadie.

Te introdujiste en cada parte de mí, partes a las que pocas personas son capaces de llegar y aún por encima... ¡Para hacerme daño! Descubriste muchas de mis debilidades y así sembraste el dolor en mi piel, a tu antojo. Sabía que te ibas a arrepentir, que te arrastrarías así. Pero, todavía no estaba preparada para todo esto... Aunque la verdad, jugaste como nadie. 
Pero ahora, aquí estás; finalmente parece que tu tiempo de jugar ha acabado... Pues, ¿sabes qué? Hay una parte de mí que desconoces: Yo soy de las que piensan que cada uno recoge lo que siembra y, permíteme decirte que tú has sembrado vientos, así que ahora prepárate para recoger tempestades. Y con todo esto, que te quede claro que no te estoy retando. 
No, no lo estoy retando. Simplemente, sus armas se han agotado y su juego ha acabado. Y si cuando yo estaba con las defensas más bajas y la moral por los suelos, él se ha aprovechado... Presiento que ahora es mi turno de patearlo. O quizá sea hora de... ¿Felicitarlo? Porque la verdad es que sí, ¡estuvo bien jugado! 

¿Qué quieres de mí?

Puede que me asuste un poco; incluso puede que tenga miedo, sí. Me has hecho daño y eso no se olvida, pero ahora que estás aquí de vuelta y una vez más, yo no he opuesto ningún tipo de resistencia... 
Quizá me asuste un poco más, porque esta vez he pasado varios meses con tu ausencia. Y la verdad, es que lo he llevado mejor de lo que me esperaba. Pero, si quisiera irme ya me hubiera ido. La verdad, es que creo que me mueve y me motiva la curiosidad, el qué quieres de mí me hace llegar un poco más allá. Pero... Yo ya no te quiero. Y es precisamente eso, lo que me asusta.

¿Empieza esto otra vez?

Vienes pidiendo perdón, con tanta explicación... Sí, es que ahora vienes con todas tus buenas intenciones, y yo es que ya no entiendo tus razones... Antes, te dedicabas a morder corazones. ¿Y ahora pretendes que me trague tus explicaciones? Sinceramente, no sé si esto empieza de nuevo. No sé si tengo ganas de meterme en el círculo vicioso de siempre... Ahora, la indecisión es mía. 

La voz que nunca escuchas.

Eres consciente de esa voz. Esa voz es la que siempre está presente en ti. Esa voz es la que te va revelando y desvelando tus propios secretos. Es la voz que te descubre y, a veces hasta te abre caminos o te muestra vías de escape, salidas y otras formas de ver la vida un poco más optimista, un poco más positiva. Esa voz que nunca escuchas, está dentro de ti. ¿Estás seguro de que deseas seguir ignorándola?

"No te resistas porque solamente te amaré más"

Y es que da igual, ya da igual; es muy tarde para escapar o apagar la luz, simplemente ya no se irá. Al menos mañana, mañana al amanecer cuando despierte, él estará a mi lado. Y yo, yo ya no sé si él es mi sueño más dulce o la peor de mis pesadillas; simplemente que alguien me pellizque porque su amor es demasiado bueno para ser de verdad. Pero sinceramente, sea como sea... No quiero que te vayas. No, ya no.

Todos dicen que está loca.

Tan sólo es una chica de un pueblo de acero un sábado por la noche en busca de la lucha de su vida en el mundo, a tiempo real. Ella es la que bloquea ritmos al compás de su corazón, sabiendo cómo hacerlo, cambiando de movimiento la luz y bailando en la zona de peligro. Ella es la asidua bailarina que se convierte en el baile. Juega con tu atención, desviándola hacia otro lado o atrayéndote hacia ella. Ella baila, ¡baila como una loca! Pero, ¿quién no ha querido ser esa loca de vez en cuando?