viernes, 10 de febrero de 2012

Me gustaba tu forma de ver la vida.

La perspectiva que tenías desde arriba...  La forma en la que caminabas y te mantenías con la cabeza bien erguida... Pero sinceramente, me gustas más desde tu caída. Tu orgullo se arrastra hasta más no poder, desde aquí es muy fácil de ver. Me pregunto cómo te sientes reptando con tu ego de la mano... Aquí estás, a la altura de la humanidad, justo en el punto en el que debieras haber estado cuando te he necesitado, cuando yo he estado ahí a tu lado. Pero bueno, más vale tarde que nunca aunque ahora... Llegas tarde y nunca me tendrás, ni a mí ni a los demás. Por lo visto estás solo, y ahora... Dime, ¿de qué te sirve todo tu orgullo y tu ego? Bueno, pues ahora ve a charlar con ellos. ¡Corre, ve y pídeles que te abracen! Pero no les pidas que te sujeten para no caer más bajo porque... Ya estáis en el séptimo subsuelo. Y permíteme decirte, que no encontrarás consuelo.

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