viernes, 13 de enero de 2012

Él tenía fe y amaba la religión.

Me dijo que nunca tuvo preocupaciones hasta que me conoció, afirmando que no era la Virgen María pero jurándome todo su amor. Y ahora dice que tiene sus dudas, que todos mis besos tiene el sabor de Judas, que besarme es como probar lo prohibido, que cada uno de mis besos son como "el beso de la muerte", que le quitan vida y que ya no, ya no encuentra la salida. Dice que quisiera odiarme a muerte y no amarme eternamente.
Y yo, yo te digo que tengo una reputación; que no, que yo no creo en la religión. Esta es una situación pegajosa pero no lograrás que me la pegue. Como tú sueles decir... Amo, amo jugar con fuego, amo herir tan bien, amo mantenerte ardiendo. Porque sí, yo soy un mal hábito. Un mal hábito, tan bueno... Oh sí, vuélvelo a decir, ¿cómo era? "Cada maldita vez que atravieso esa puerta, es la misma maldita cosa. Esa puta se dobla, y yo olvido mi nombre, entregándome a ella, solamente a ella y para siempre"
Así que no sé, supongo que después de todo lo que hemos hecho juntos, chico... No volverás a amar tanto la religión, nunca tanto como nos hemos amado en mi habitación.

Y así, así finaliza la historia de un chico que me amó. El único, el único hombre que me amó.
Él tenía fe y amaba la religión pero vino a mí y me entregó su corazón.

2 comentarios:

  1. Me encantan, tanto el anterior como este, están realmente bien :3

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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