Aprendí que la inevitabilidad también existe para mí. Y que no, un ser humano no puede ser de piedra; ni siquiera yo...
Aprendí que la coraza se quiebra y acaba por desaparecer; dejándote completamente expuesta en toda tu debilidad, regodeándose mientras te ridiculizas.
Y ahora, ahora ya es demasiado tarde para preguntarse cómo, porqué y de qué manera.
Ahora simplemente es dejarlo ir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario