Pude ver su mirada pétrida en sus ojos y la espina enroscada a su lado. Me dejó con nada que ganar y nada más que perder... Pero, ¿qué más daba todo? Mis manos estaban atadas y mi cuerpo magullado.
Juego de manos, cambio de destino. Y tú... Tú te delataste. Sé todas las cosas que te hacen ser quién eres... El adiós no significa nada si vuelve y me pide que lo agarre cada vez que se cae.
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