lunes, 12 de marzo de 2012

Necesito separarme de ti.

Si te veo poco me siento incompleta. Si te veo cada día me siento perfecta, pero cuando llega la hora de marchar... ¡Joder, yo no quiero!
¿Y qué es mejor; tenerte teniéndote sin tenerte o alejarme y empezar a valorarme? Sí, he dicho valorarme, y no es que ahora no lo haga, simplemente es que tú estás por encima de mí, por encima de todo. 
Y no puedo, ya no puedo, siento que te quiero pero no puedo seguir con esto. No, definitivamente yo ya no puedo. 


Lágrimas de impotencia. Lágrimas de dolor. Lágrimas de resignación. Lágrimas... Puede que el mayor problema sea este... Lágrimas que no salen, lágrimas que se contienen y son lágrimas contenidas que abren cicatrices en la misma herida, donde dentro sangra y donde duele más que nunca. Entonces, esto se convierte en un círculo vicioso; una espiral que me atrapa en su juego, que me ata apretándome y me desata a su antojo, haciéndome sentir el ahogo del llanto reprimido, de este dolor sostenido... 


Quiero que sepas que si me alejo de ti, lo haré poco a poco sin que te percates y un buen día... ¡Zás, desaparezco de tu vida! Y si lo hago así, créeme que es la mejor forma porque aquí esto ya se convierte solo en cosa mía y no tengo porqué hacerte sentir mal a ti también. 
Ey... No te sientas culpable pero es que una vida no es suficiente para dejar de amarte. Y para, porque mira... Aquí la única culpable soy yo. Sí, me declaro culpable del delito de amarte. Y aunque una eternidad no me bastaría para olvidarte, necesito intentar borrarte... O aunque sea, parchearte un poco. 


Me tengo que ir, siento que me tengo que ir... Necesito (y a la vez no) el separarme de ti. Y si no me voy ya, esto seguirá y tengo miedo, pues creo que aunque este amor que siento no puede ser más grande... Si sigo a tu lado, presiento que me sentiré más culpable. 


No es un adiós definitivo, es un espacio de tiempo infinito. 
Recuérdame siempre, pues yo nunca te olvidaré. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario